Nadie quiere considerar que su evento ha sido un fracaso, pero es posible que, como organizadores, al menos uno de los eventos que organicemos a lo largo de nuestra carrera, resulte sin éxito.
Lo primero que hay que tomar en cuenta es que un evento puede ser un fracaso sin necesidad de ser un “mal evento”, pues muchas veces, el fracaso está relacionado con problemas de promoción y marketing, costos de impresión de entradas y tickets, una mala selección del momento para realizarlo, entre otros, esto quiere decir que a veces depende de factores que no tienen que ver con la organización como tal, aunque muchas veces, se pide al mismo organizador ocuparte de lo antes mencionado, por lo cual, la experiencia debe ayudarnos a organizar nuestras estrategias y planes de acción de un mejor manera.
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¿Cómo saber qué falló en el evento?
Hay que hacer un análisis completo del evento y su organización, más allá de esto, es útil la aplicación de estrategias de captación de opiniones post-evento. Si hacemos las preguntas adecuadas, las encuestas post-evento nos dirán que falló, sin necesidad de hacer un análisis más profundo.
¿Qué hacer luego?
Debemos ser proactivos y maduros y compartir los resultados con nuestro equipo de trabajo, de tal manera que todos puedan proponer acciones para revertir cualquier resultado negativo sobre el evento y para mejorar la receptividad de las personas cuando hagamos uno próximo.
¿Lo repetimos?
Si luego de un análisis completo de los resultados de las encuestas post-evento debemos cambiar nuestra metodología de trabajo, se recomienda reintentarlo con un evento más pequeño, pues nos permitirá tener un mayor control del paso a paso y en caso de reiterar un error, las pérdidas serán menores.
De igual forma se recomienda prestar atención a las tendencias actuales de la industria de los eventos, así como de otros eventos del mismo tipo, esto nos permitirá conocer las “mejores prácticas” con la finalidad de que las repliquemos a nuestro favor.